Jóvenes mayores de edad e inspectores municipales salieron a la calle este pasado fin de semana para fiscalizar a botillerías, supermercados, minimarkets y delivery de la comuna. Todo con el fin de supervisar que se cumpla la modificación de la ordenanza, que establece que los establecimientos deben exigir el carnet de identidad o pasaporte a todos los que deseen comprar alcohol.
En caso de no solicitar alguno de estos documentos, los establecimientos se arriesgan a multas de 2 UTM y 5 UTM por cada venta de alcohol a menores de edad.
En total, se fiscalizaron 9 establecimientos y en dos, el vendedor no solicitó el carnet al cliente, lo que implicó una multa. Ambas faltas fueron de la plataforma de pedidos Uber Eats.